domingo, 9 de junio de 2013

Esperanzas



Hay momentos en las siguientes horas en los que consigo abrir los ojos, pero solo puedo distinguir formas distorsionadas y voces. Distingo la de Edfú, que habla con una mujer con una voz melosa que no distingo. Otra de las veces que estoy consciente no puedo abrir los ojos por que me pesan demasiado, pero si que noto una presencia reconfortante y tranquilizadora que cuida de mi y me siento más tranquila hasta que el sueño puede conmigo.
Cuando finalmente sé que estoy completamente despierta abro los ojos. Noto algo que me presiona suavemente el estómago, como si tuviese algo encima que me rodea también la cintura. Bajo la vista para descubrir un brazo posado encima de mi con delicadeza. El corazón empieza a latirme con más fuerza ¿Qué pasa si al final ese asqueroso de Bahari ha conseguido atraparme? Desecho esa idea. Si el brazo que me rodea la cintura fuese de Bahari pesaría bastante más y no estaría amarrándome de una manera tan suave. El brazo está ligeramente bronceado y algo musculoso. Tiene la muñeca delgada y las uñas cortas y limpias, sus dedos son largos y finos.
Espera.
Yo he visto esas manos antes.
Edfú.
Giro la cabeza hacia la izquierda. Su cara está a diez centímetros escasos de la mía. Sus ojos están cerrados y su pecho, dónde no me había dado cuenta antes de que apoyo la cabeza, sube y baja a un ritmo constante.
Levanto la cabeza de golpe, alarmada.
- ¡¿Por qué narices me estás abrazando!?-
Levanta tan bruscamente la cabeza que su frente choca con la mía, aunque a pesar del dolor puedo seguir sintiendo que su brazo no se ha movido de donde estaba.
-¿Qué?- Pregunta, todavía un poco adormilado.
-Por que. Me. Estás. Abrazando.- Le exijo que me conteste.
Él mira hacia su brazo en mi cintura, pero no lo mueve.
Sonríe ligeramente con suficiencia.
-Bueno, tú no eres precisamente inocente.-
- ¡¿Quéééé!?- Pregunto atónita. Ahora no será capaz de echarme a mí la culpa…
Abre un poco más los ojos y levanta una ceja.
- Eres tú la que está encima de mí, para empezar.-
Me levanto de golpe, pero nada más separarme de Edfú me mareo y vuelvo a caer al suelo. Se vuelve a acercar a mí y me rodea con su brazo de nuevo. Intento apartarlo, pero me sujeta con fuerza contra él.
- Estate quieta, tienes que terminar de curarte.- Replica, algo molesto.
- ¿Y que me abraces va a acelerar el proceso?- Pregunto yo, también molesta
Me mira como si fuese la cosa más idiota que hay a existido jamás y sé que tiene la tentación de poner los ojos en blanco.
- Tu herida tiene que sanar para mañana y el frío del desierto por la noche no ayudaría.-
Le miro entrecerrando los ojos, pensando para qué narices necesita que mañana esté sana. Como si me estuviese leyendo el pensamiento, añade:
- Te voy a llevar al templo de Philae, ahí podrán devolverte la memoria.-
Le miro, asombrada. ¿Va a ayudarme? parece que es su intención. Derepente no me parece tan mala idea  que se quede conmigo y me guíe por estas tierras desconocidas.
Pero aún así sigue sin gustarme el detalle de dormir los dos juntitos, parece tener buenas intenciones pero nunca se sabe.
-¿Cómo se supone que dormir contigo va a evitar “el frío del desierto por la noche.” – No puedo evitar dibujar unas comillas en el aire al decir esto último.
Vuelve a levantar una ceja y, como si fuese obvio, dice:
- Es que mi perfección irradia calor. Ahora, duerme.-
Decido que no merece la pena y que ya discutiré con él mañana y me vuelvo a apoyar en su pecho. Ahora me está rodeando con los dos brazos de forma que parece que me está abrazando. Miro al frente y le digo:
- Que conste que estoy durmiendo así contigo porque tengo que curarme.-
Suelta una débil risita y responde:
-Oh, vamos, si sé que lo estás disfrutando.-
Le pego un codazo en las costillas mientras ríe más alto y después vuelvo a cerrar los ojos, por que aunque seguramente he estado bastantes horas dormida todavía me siento fatigada.
Esta noche no tengo pesadillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario