Hay momentos en las siguientes horas en los que consigo
abrir los ojos, pero solo puedo distinguir formas distorsionadas y voces. Distingo
la de Edfú, que habla con una mujer con una voz melosa que no distingo. Otra de
las veces que estoy consciente no puedo abrir los ojos por que me pesan
demasiado, pero si que noto una presencia reconfortante y tranquilizadora que
cuida de mi y me siento más tranquila hasta que el sueño puede conmigo.
Cuando finalmente sé que estoy completamente despierta abro
los ojos. Noto algo que me presiona suavemente el estómago, como si tuviese
algo encima que me rodea también la cintura. Bajo la vista para descubrir un
brazo posado encima de mi con delicadeza. El corazón empieza a latirme con más
fuerza ¿Qué pasa si al final ese asqueroso de Bahari ha conseguido atraparme? Desecho
esa idea. Si el brazo que me rodea la cintura fuese de Bahari pesaría bastante
más y no estaría amarrándome de una manera tan suave. El brazo está ligeramente
bronceado y algo musculoso. Tiene la muñeca delgada y las uñas cortas y
limpias, sus dedos son largos y finos.
Espera.
Yo he visto esas manos antes.
Edfú.
Giro la cabeza hacia la izquierda. Su cara está a diez centímetros
escasos de la mía. Sus ojos están cerrados y su pecho, dónde no me había dado
cuenta antes de que apoyo la cabeza, sube y baja a un ritmo constante.
Levanto la cabeza de golpe, alarmada.
- ¡¿Por qué narices me estás abrazando!?-
Levanta tan bruscamente la cabeza que su frente choca con la
mía, aunque a pesar del dolor puedo seguir sintiendo que su brazo no se ha
movido de donde estaba.
-¿Qué?- Pregunta, todavía un poco adormilado.
-Por que. Me. Estás. Abrazando.- Le exijo que me conteste.
Él mira hacia su brazo en mi cintura, pero no lo mueve.
Sonríe ligeramente con suficiencia.
-Bueno, tú no eres precisamente inocente.-
- ¡¿Quéééé!?- Pregunto atónita. Ahora no será capaz de echarme
a mí la culpa…
Abre un poco más los ojos y levanta una ceja.
- Eres tú la que está encima de mí, para empezar.-
Me levanto de golpe, pero nada más separarme de Edfú me
mareo y vuelvo a caer al suelo. Se vuelve a acercar a mí y me rodea con su
brazo de nuevo. Intento apartarlo, pero me sujeta con fuerza contra él.
- Estate quieta, tienes que terminar de curarte.- Replica,
algo molesto.
- ¿Y que me abraces va a acelerar el proceso?- Pregunto yo,
también molesta
Me mira como si fuese la cosa más idiota que hay a existido jamás
y sé que tiene la tentación de poner los ojos en blanco.
- Tu herida tiene que sanar para mañana y el frío del
desierto por la noche no ayudaría.-
Le miro entrecerrando los ojos, pensando para qué narices
necesita que mañana esté sana. Como si me estuviese leyendo el pensamiento,
añade:
- Te voy a llevar al templo de Philae, ahí podrán devolverte
la memoria.-
Le miro, asombrada. ¿Va a ayudarme? parece que es su intención.
Derepente no me parece tan mala idea que
se quede conmigo y me guíe por estas tierras desconocidas.
Pero aún así sigue sin gustarme el detalle de dormir los dos
juntitos, parece tener buenas intenciones pero nunca se sabe.
-¿Cómo se supone que dormir contigo va a evitar “el frío del
desierto por la noche.” – No puedo evitar dibujar unas comillas en el aire al
decir esto último.
Vuelve a levantar una ceja y, como si fuese obvio, dice:
- Es que mi perfección irradia calor. Ahora, duerme.-
Decido que no merece la pena y que ya discutiré con él
mañana y me vuelvo a apoyar en su pecho. Ahora me está rodeando con los dos
brazos de forma que parece que me está abrazando. Miro al frente y le digo:
- Que conste que estoy durmiendo así contigo porque tengo
que curarme.-
Suelta una débil risita y responde:
-Oh, vamos, si sé que lo estás disfrutando.-
Le pego un codazo en las costillas mientras ríe más alto y después
vuelvo a cerrar los ojos, por que aunque seguramente he estado bastantes horas
dormida todavía me siento fatigada.
Esta noche no tengo pesadillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario