viernes, 5 de julio de 2013

CAP 2 PROYECTO

CAPÍTULO 2- GABRIEL
Tenía que darme prisa. Si me habían encomendado una misión tenía que cumplirla. No iba a ser yo el primero en decepcionarlos. Acababa de entrar en el inframundo. Eso no estaba permitido para los de mi especie. Los ángeles no pueden ir por el inframundo, deben ir por el cielo. Y os presento, señoras y señores, mi doble personalidad. Me habían enviado al inframundo con una importante misión que cumplir. El jefe supremo (no nos han revelado su nombre) sufría otra de sus paranoias. Pensaba (otra vez) que los demonios (siempre ellos) volvían a conspirar contra él (obviamente, la raza angélica no cuenta, sólo conspiran contra él). Como veis, nuestro mandato está un poco chamuscado. Pero él es el más poderoso de la raza angélica y nadie se atrevería a debatirle el cargo. Obviamente los demonios no debían saber que al más poderoso de nosotros se le había ido la chola, porque entonces seríamos un blanco fácil, supuestamente. Si, los demonios también son un poco paranoicos. Bueno, el caso es que yo casi se lo suelto a un demonio que estaba prisionero por causar disturbios en una ciudad humana, y por eso estoy aquí ahora, en el único sitio en el que NO querría estar. Cuando me la encomendaron, me pareció muy injusto, a ver, ¡que sólo tengo 1128 años! Por supuesto, nuestro majareta líder no me escuchó. También pregunté que cómo iba a pasar por el inframundo sin que los demonios me apresaran. Dijeron que tendría que cubrirme las alas de carbón. ¡De carbón! Para nosotros, los ángeles, no exisistía mayor humillación, pero, obviamente, ellos volvieron a no escucharme. Voy muy rápido, quiero salir de aquí cuanto antes. Ya le diré al jefe supremo que no pude encontrar nada relevante. Y parece que mi deseo se va a cumplir cuando, de repente, casi atropello a un demonio. Fantástico. El demonio duda un momento, y parece que va a disculparse, pero rápidamente cambia de idea y grita:
-¡TEN MÁS CUIDADO, CHAVAL, QUE TENÍA PREFERENCIA!-obviamente, eso es ridículo, pero opto por no decirlo, ya que sé que estoy en presencia de un demonio y no quiero morir. Soy demasiado joven. Mi mente piensa rápido en una respuesta ofensiva para poder pasar por un demonio, pero entonces nuestras miradas se cruzan. Ella me mira de arriba abajo con interés, y yo hago lo mismo, porque, si un demonio hace eso y yo me estoy disfrazando de uno he de imitar su comportamiento. Pero ella o pasa de mi o no de ha dado cuenta de lo que estoy haciendo. Se detiene en mis ojos y los mira fijamente frunciendo el ceño. Yo me tenso. A lo mejor su capacidad es leer el pensamiento, lo que no me extrañaría nada ya que es muy común entre los demonios. Son unos cotillas. Sabe que soy un ángel, pero no parece adivinarlo por saber leer el pensamiento. Miro mis alas, por si acaso se ha ido el carbón, pero no es así, siguen completamente negras. Me vuelvo para mirarla otra vez. Me extraño con lo que delata su mirada. No delata odio, ni maldad, ni furia. Sólo sorpresa y un poco de curiosidad. Entonces sonríe con esa sonrisa de cocodrilo que sí es típica de los demonios y dice:
-¡Pero, mujer, por qué no has dicho que eras tú!-esta repentina exclamación me deja un poco desorientado, así que lo único que se me ocurre decir es:
- Uno: soy un chico. Y dos: ¿te conozco?
-Oh, por supuesto que sí me conoces. Yo soy tu peor pesadilla.-dice, y acto seguido su expresión traviesa cambia por completo y su cara se transforma brutalmente en la de un bicho feísimo con colmillos y se abalanza sobre mí a una velocidad que no creía posible, ni siquiera en un demonio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario