sábado, 3 de agosto de 2013

capítulo 4- Ángela

CAPÍTULO 4- ÁNGELA

 Eh, bueno, lo primero, os estaréis preguntando como hice eso de cambiar la cara. Un efecto óptico. Los demonios somos así de avanzados. Bueno, continuemos. Salgo hecha una furia de mi casa-habitación. Me encontraron cuando era pequeña en un agujero, como si fuese un meteorito. Me tuvieron en un centro de acogida. Como bien sabéis, los demonios no son compasivos, por lo que aquel centro de acogida era único en el infierno y también era horrible. Cuando cumplí 278 años, me escapé. Estuve vagando durante mucho tiempo como una vagabunda (no lo he hecho aposta), hasta que encontré esta casucha. Estaba medio derrumbada y llena de ratas, pero con el paso del tiempo fui restaurándola. Después, gané aquella competición de velocidad (he de decir que sin despeinarme) y conseguí dinero suficiente para decorarla. En fin, a lo que íbamos. -¡Ángela! ¡Espera! -Le odio.-mascullo. -¿Q ué? -¡LE ODIO! -Pues claro que le odias, para eso eres un demonio. -Sólo soy el amago de eso. Además, ¿Por qué está todo el mundo con lo mismo? ¿¡NO HAY ORIGINALIDAD EN ESTE PLANETA O QUÉ!?-grito a todo pulmón. -Es que, cariño, ya sé que soy tu amiga y todo eso pero… anda que ponerte Ángela… Es decir, ¿Qué clase de demonio le arruina la vida así a su hijo?-dice, hiriente. La fulmino con la mirada y ella se encoge de hombros. Sí, cuando me encontraron en el cráter había también una tarjetita en la que ponía Ángela. Casi me matan por eso. Los majísimos de mis padres no se les ocurre mejor idea que primero abandonarme y encima hacerlo con una tarjetita con el nombre de sus ancestrales enemigos. Esto del amor paterno nunca lo he entendido. -No es mi culpa tener el nombre que tengo ¿no? A ver, soy un demonio, ¿por qué lechugas iba yo a querer llamarme Ángela? Así que, o la gente empieza a ser más avispada y a comprender que yo no elegí mi patética existencia, o aquí va a haber heridos. -Bueeeno, antes de que sea yo la herida, podemos volver adentro. Los ángeles son criaturas listas. Se dará cuenta de un momento a otro de que las cadenas son de plástico. Yo río. -Pues no deben de serlo, porque ha roto las del pecho y le ha dado igual.-Grace suspira y luego contesta: -Su ego, ese es el gran problema de los ángeles. Se cree que ha roto las cadenas porque es muy fuertote.-luego niega con la cabeza, como quien habla de un niño que le ha vuelto a decepcionar pintando las paredes con las ceras de colores. Nos volvemos a dirigir a mi casa-habitación, entre risas y bromas sobre los ángeles. Las risas se acaban cuando llegamos allí y vemos que el ángel se ha escapado. Grace maldice por lo bajo. -¿Qué? ¿Qué  pasa? -Su capacidad. Debe de haberla usado para escapar. Pero lo más lejos que puede haber llegado es a la superficie, al mundo de los humanos.-yo sonrío de medio lado. Grace me ve y dice:-No no vamos a… -Oh sí, querida amiga. Vamos a salir a la superficie. A ver si encontramos a ese ángel, y a ver si por fin pruebo las galletas saladas.

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